La planta fotovoltaica más grande del mundo, está ubicada en China con una capacidad instalada mayor a mil 500 MWp.
La semana pasada, el director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, afirmó que las energías renovables “son demasiado caras” porque requieren de un respaldo de energías convencionales. Bartlett descartó así en su comparecencia ante la Cámara de Diputados, la inversión en tecnologías verdes para solventar los problemas de abastecimiento y económicos.
Para los oídos de las nuevas generaciones y una sociedad mexicana en general cada vez más preparada, documentada y consiente del cambio climático que vive el planeta. Lo declarado por el responsable actual de la CFE raya en lo insultante, por no haber sido suficientemente claro y contundente en acotar su comentario a una situación particular que vive la CFE, debió contribuir más en la educación de todos los mexicanos para clarificar que la empresa es actualmente un participante calificado más en el mercado eléctrico mexicano para generar energía, ya no es el único y cada participante tienen estructuras de costos diferentes y prioridades de inversión diferentes.
En descargo a dichas declaraciones, se podría argumentar que la racionalidad de sus pensamientos se quedó anclada en una realidad de hace más de 30 años, donde se catalogaba a México como una “nación potencia mundial petrolera” y en consecuencia la CFE de esos años apalancó su plataforma tecnológica para generar energía eléctrica en la quema de combustibles fósiles derivados del petróleo como gas, combustóleos, diésel, etc.
En ese contexto hay una nueva realidad actual, por ejemplo la planta fotovoltaica más grande del mundo, está ubicada en China con una capacidad instalada mayor a mil 500 MWp, donde el Gobierno Chino tuvo una participación de capital importante, el pasado 29 de junio se daba a conocer la puesta en marcha de la planta privada (no financiada por el estado) con una capacidad total de mil 177 MWp instalados en el proyecto Noor Abu Dhabi ubicada en los Emiratos. Dicha planta podrá entregar energía limpia por debajo de 0.45 pesos por kWh en beneficio de sus consumidores industriales y residenciales de esa zona del planeta, hoy en día a la CFE con su plataforma actual de plantas genera energía a 2.0 pesos por kWh (con solar supera el 75 por ciento más barato vs CFE). México cuenta también con un record, al tener en suelo Coahuilense operando desde el 2018 la planta solar más grande del Continente Americano con 754 MWp instalados, apenas la mitad de tamaño contra la planta fotovoltaica China. Como verán países hoy catalogados como potencias petroleras están migrando a tecnologías limpias y baratas, y países catalogados como los más productivos por sus bajos costos de producción apuestan a estas tecnologías.
Hoy la CFE, por ley no es el responsable absoluto de proveer la energía eléctrica necesaria para sostener la demanda de energía eléctrica creciente de México, pero sí es el Gobierno Federal en conjunto con las empresas productivas del estado son responsables de las inversiones necesarias para su trasmisión (red eléctrica), también deben garantizar la seguridad energética (no la soberanía).
En resumen, debió haber sido claro en que existe una ley vigente (marco legal claro) que invita a cualquier particular a generar su propia energía para autoconsumo en la modalidad de generación distribuida y que existen tecnologías renovables, limpias y de bajo costo para muchos usuarios y centros de carga con estructuras de costos y planes de inversión diferentes a CFE. Eso hubiera sido oro molido para empresarios mexicanos que buscan reducir sus costos operativos asociados a los costos por electricidad (que en muchos casos pone en riesgo la continuidad de los negocios ej. las recientes quejas de los Hoteleros de Sureste del país), mientras la CFE no pueda bajar aun más sus precios en las tarifas eléctricas los expone a una pérdida de competitividad en costos contra otros empresarios en otras partes del mundo.